Armstrong
(2001) añade que los niños dotados de esta inteligencia “...entienden a la
gente... suelen ser excelentes mediadores de conflictos entre compañeros, dada
su increíble capacidad de captar los sentimientos, las intenciones de los
demás... aprenden mejor relacionándose y colaborando”. Considera que a estos
individuos les gusta hacer amigos, hablar con la gente e integrar grupos; son
buenos para entender a los demás, liderar, organizar, son comunicativos y buenos
mediadores en los conflictos; aprenden mejor compartiendo, relacionándose,
cooperando y entrevistando. Poseen la capacidad de percibir y a la vez
comprender la conducta, las emociones y motivaciones de las personas que le
rodean. Además, son sensibles a las expresiones faciales, a la voz y a los
gestos de los demás.
En
este sentido, se deduce que estas personas son muy empáticas y fomentan
relaciones buenas y estables con las demás personas. Se evidencia que son un
gran apoyo para quienes atraviesan momentos difíciles en su vida, ya que tienen
la capacidad de ayuda y cooperación innata, la cual va más allá de las
dificultades. Cabe destacar que quien tiene inteligencia interpersonal, posee
la capacidad de discernir cuáles son sus amistades y por qué las conserva;
pueden buscar amistades guiándose por el grado de seguridad que estas le
brinden.
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